UN PASEO POR EL BOSQUE – CUENTO CON MORALEJA

UN PASEO POR EL BOSQUE – CUENTO CON MORALEJA

Había una vez una niña llamada Teresa que siempre iba a casa de su abuela Ángelita a llevarle un trozo de queso fresco, leche y mantas para el frío.

Teresa tenía que atravesar un bosque grande y oscuro, lleno de árboles gigantes y ruidos extraños para llegar a casa de su abuelita.

Pero Teresa era una niña muy valiente, así que cogía su mochila con la comida y las mantas, y se metía sin miedo en el bosque.

Cuando estaba en el bosque tocaba superar la primera prueba, pasar un gran río lleno de piedras, y cantaba esta canción para no caerse:

Pichín, pichán, pichón, mucho cuidado por donde pisas, pichín, pichán, pichón, o te cairás de un resbalón.

Y... ¡Prueba superada!


Teresa siguió su camino, y se encontró a ¡un gran lobo feroz!

-Hola niña, ¿Qué haces por este bosque tan peligroso?, preguntó el lobo.
-Hola señor lobo, voy a casa de mi abuelita a llevarle comida y mantas que está enfermita, le dijo Teresa al lobo.
-¿Y sabes llegar a casa de tu abuela?, preguntó el lobo.
- Si señor lobo, voy todos los días, le contestó Teresa.
-¿Quieres que te acompañe?, le pregunto el lobo.
- No hace falta señor lobo, sé ir sola, le dijo Teresa y siguió su camino.

Cuando estaba llegando a casa de su abuela, se encontró a un tigre, un tigre grande y veloz, con unos dientes afilados y brillantes.

-Hola niña, ¿Qué haces por mi casa?, le preguntó el tigre.
- Voy a casa de mi abuelita que está enferma, le contestó Teresa al lobo.
- ¿Y qué llevas en la mochila?, le preguntó el tigre.
- Comida y mantas señor tigre, le respondió Teresa.

El tigre como no había comido, le preguntó si le podía dar un poco de su comida, pero Teresa le dijo que era para su abuelita.

El tigre triste, dejó que Teresa se fuera.

Cuando Teresa llegó a casa de abuelita, le contó todo lo que le había pasado con el lobo y con el tigre, y la abuela le dijo:

-No todos los lobos son malos, ni todos los tigres, Teresa.
-Ya lo sé abuelita por eso tengo que irme que tengo algo que hacer, dijo Teresa y se fue corriendo.

Teresa llegó a su casa, cogió comida que había en la mesa y se fue al bosque otra vez. Buscó al lobo pero no lo encontró y fue a buscar al tigre, pero tampoco lo encontró.

Teresa estaba muy muy triste y se fue para casa llorando por no haber encontrado a sus amigos, pero de pronto escuchó un ruido, se dio la vuelta y estaba ¡EL LOBO FEROZ!

-Hola señor lobo, te estuve buscando, quería darte este trocito de queso, le dijo Teresa al lobo feroz.
-¡Muchas gracias niña! dijo feliz el lobo.
- ¿Puedo pedirte una cosa señor lobo?, dijo Teresa.
- Dime, le contestó el lobo atento a Teresa.
- Quería darle otro trocito de queso al tigre,

¿Sabes dónde está?

– Claro que sí, el tigre Félix siempre está al lado del puente, ven que te acompaño.
Teresa y el lobo fueron juntos a ver al tigre Félix.

Al llegar, allí estaba y Teresa se acercó y le dijo:

-Esto es para tí.
-¡Muchas gracias niña! tenía mucha mucha hambre.

Teresa se fue para su casa, y todos los días cuando pasaba por el bosque llevaba tres trozos de queso, uno para su abuelita, otro para el lobo feroz y otro para el tigre que se convirtieron en sus mejores amigos.

FIN

Moraleja del cuento:

No juzgues a nadie nunca sin conocerle, puede que estés equivocado/a.
Además, no hagas caso a casi todos los cuentos que ponen al lobo feroz como un animal malo y al que le tenemos que tener miedo, ya que no siempre tiene porqué ser así.

Autora: Patricia Cortés Cuadrado

Un Paseo Por El Bosque, Cuento Con Moraleja, Cuentos Infantiles


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