EL TERCER VIAJE DE FRANCISCO PIZARRO: EL VIAJE DE LA CONQUISTA (1531 – 1532) RESUMEN

EL TERCER VIAJE DE FRANCISCO PIZARRO: EL VIAJE DE LA CONQUISTA (1531 – 1532) RESUMEN

Para esta expedición se contó con dos barcos,180 hombres sin contar los esclavos y auxiliares indígenas, y 37 caballos.

El Tercer Viaje, fue fundamentalmente terrestre. Pizarro y sus soldados navegaron hasta la bahía de San Mateo. Desde este lugar siguieron a pie, mientras los barcos los seguían, por Atacames hasta Coaque. Encontraron oro y esmeraldas, pero los españoles fueron atacados por las verrugas. La enfermedad ataco casi a todos los soldados. El mal los, obligó a quedarse en Coaque, por varios meses. Por suerte llegó un barco con refuerzos, con el cual siguieron el viaje.

La expedición prosiguió por Puerto Viejo hasta llegar a la Punta de Santa Elena. Pasaron la Isla de Puna, se dirigieron a Tumbes donde llegaron a principios de 1532. Al ingresar a Tumbes se decepcionaron, porque no era la ciudad maravillosa de la que había hablado Candia. La ciudad no era de piedra sino de adobe, y había sido totalmente destruida por el inca Atahualpa.

Para tratar con los conquistadores y averiguar sobre ellos . Esta embajada llegó con una serie de regalos para los españoles.

El 15 de agosto de 1532 fundó la primera ciudad española en el Perú: San Miguel de Tangarara, también conocida como San Miguel de Piura.

En setiembre de 1532 Pizarro decidió marchar en busca del Inca. En el camino Pizarro pudo observar como Atahualpa había arrasado diferente pueblos por el hecho de haber sido aliados de Huáscar. La gente de los pueblos le decía que se cuidase de Atahualpa, porque tenia un ejército muy poderoso. Los españoles se enteraron de que Atahualpa había salido de Huamachuco y estaba en Cajamarca esperándolos.

El 15 de noviembre de 1532 los españoles llegaron a Cajamarca.

Desde allí pudieron observar Pltumarca, donde estaba el campamento de Inca. Calcularon 200 indios por cada español. Pizarro envió a Hernando de Soto y Hernando de Pizarro, acompañados de otros españoles y de los interpretes indígenas, martinillo y felipillo, a hablar con el inca e invitarlo a comer. El inca se negó a comer con los españoles pero, a cambio, ofreció encontrarse con ellos a la mañana siguiente en la plaza de Cajamarca.

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