CUENTO DE LA HISTORIA DE AMINA
CUENTO DE LA HISTORIA DE AMINA
¡Excelentísimo Califa!, al poco tiempo de estar viviendo con mi madre, ésta me casó con un joven muy rico que tuve la desgracia de perder a los dos meses de casada; mi marido me amaba mucho y me dejó como heredera suya, recibí una fortuna de más de tres mil zequíes, pasó un año y no sé como llegó la noticia que era viuda a oídos de un gran príncipe. Enamorado de mí, quiso que yo fuera su esposa. Lo consiguió valiéndose de su nodriza para traerme a su palacio bajo el pretexto de que fuese madrina de matrimonio de una de sus hijas.
Cuando entré en el palacio acompañada con una de mis esclavas, salió a recibirme una hermosa joven ricamente vestida, yo creí que era la novia, pero ella me dijo que un hermano suyo estaba locamente enamorado de mí. La dama dio una palmada y se abrió una puerta y se presentó un joven apuesto que se postró ante mis pies y me dio muestras de cariño y me ofreció su mano para casarnos, yo me encontraba muy sorprendida, no pudiendo hablar, el príncipe pensó que mi silencio era una respuesta a sus deseos, hizo entrar a un Cadí y a unos testigos que estaban prevenidos, éste extendió el documento de nuestro casamiento, nos dio la bendición y yo me encontré casada por segunda vez sin saber como, ni de qué manera, me quedé aquella noche con mi nuevo esposo.
Un día necesitaba comprar algunas telas y le pedí permiso a mi esposo, para salir a comprarlas yo misma, el príncipe me lo concedió, con una única condición de no hablar con ningún hombre. Salí acompañada por algunas esclavas, caminábamos por las tiendas, cuando se me acercó un joven, me miró y me mordió la cara, luego se marchó corriendo. Yo empecé a perder mucha sangre, porque la mordedura, me había hecho una herida profunda, cuando regresamos al palacio, una de las esclavas me dijo, que ella sabía elaborar una sustancia, la cual borraría la herida y dentro de dos días no quedaría ninguna marca en mi mejilla, yo acepté y a los pocos minutos ella me aplicó la sustancia y después me vendó la cara. Cuando vino mi esposo y me vio vendada la cara, me preguntó qué me había pasado. Yo le respondí que me había caído y me había lastimado el rostro; él no me creyó y me dijo que algo le ocultaba, yo no le decía nada, él me dijo que me iba a dar un escarmiento. Mando a sus esclavos que me diesen dos mil azotes, después mandó que me llevasen fuera de la ciudad. Cuando volví a mi casa, no la encontré: mi esposo había mandado destruirla; entonces me fui a casa de mi hermana Zobeida, y desde entonces vivimos las tres juntas.
Cuento De La Historia De Amina, Cuentos Para Niños, Para Primaria
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